En varias ocasiones me he preguntado qué tan nutritivas podrían ser las setas y que tan necesarias son en nuestra alimentación, o si solo se trata de un capricho del paladar. Así que me puse manos a la obra e investigue un poco, así que se los cuento.
Los especialistas en nutrición tienen muchas reservas sobre el valor nutritivo de los hongos, aunque parece ser que, sin sustituir un alimento verdaderamente completo, se ha comprobado por distintos experimentos que una persona podría alimentarse durante mucho tiempo consumiendo exclusivamente setas ¿curioso no?. Se considera que, aunque no es mucho su valor nutritivo, si es sensiblemente mayor que el de las legumbres, teniendo por una parte más proteínas que las hortalizas y por otra parte más hidratos de carbono que la carne de ganado vacuno. Se puede calcular que un kilo de setas frescas equivale en calorías a un kilo de carne. (No lo hubiera dicho la verdad, que cosas se aprenden)
La composición de las setas varía no solamente según las especies, sino también según la zona de la seta que se trate, y de la composición del suelo, yo supongo que sus propiedades varían de las sales- minerales que tenga el suelo no?
Hablando de la composición de una seta, estas contienen aproximadamente un 90-95% de agua, de 3,5-5% de proteínas, de 0,3 a 0,5% de grasas (para la dieta han de estar bien), de 3 a 7% de hidratos de carbono y de 1 a 2% de minerales. Tienen también muchas vitaminas, como la A, B1, B2, C, D, K etc.
Como otra curiosidad encontré en un libro de setas, que se les conoce también como carne vegetal porque su gusto recuerda mucho al gusto gustoso de la carne. Esto se debe a la gran cantidad de substancias nitrogenadas que contienen, y por eso el consumo de las setas no es recomendable para reumáticos y artríticos.
Así que como ven y como ya sospechábamos, son muy nutritivas y aconsejables en nuestra dieta no solo por el gusto de disfrutar su exquisito sabor, si no para estar más fuertes y sanos.